Cuando estamos sometidos a un esfuerzo intenso a nivel deportivo, una correcta hidratación adquiere un papel fundamental. Estamos viviendo un gran desarrollo tecnológico en lo que se refiere a material deportivo pensando en lo mejor, no sólo para el deportista, sino también para “afinar” y mejorar las marcas en cualquier tipo de disciplina deportiva y competición.
Me refiero, por poner un ejemplo, al peso del material, el volumen que ocupa, la accesibilidad que tenemos para utilizarlo en cualquier situación, diferentes tejidos, transpirabilidad, comodidad, mil etc…
En el artículo que me detengo hoy, los diferentes sistemas de hidratación, hemos pasado y nos hemos criado, yo por lo menos, desde las famosas cantimploras hasta los novedosos soft-flask, de las botellas de agua portadas en nuestras mochilas hasta las bolsas de hidratación ya incorporadas dentro de ellas, y metidos en competición y/o entrenamiento deportivo, a tratar de llevar el menor peso posible y sacar así el mayor rendimiento en nuestros resultados.
En mi opinión es un gran avance, por que como digo siempre, cada gramo de peso cuenta y más cuanto llevamos demasiadas horas portando diferente material. Un gran avance en comodidad sobre todo, en el peso y la accesibilidad.
Hablaré siempre desde mi punto de vista y experiencia que, como digo, sólo veo cosas muy positivas al respecto. No es cuestión de qué es lo mejor, si un bidón rígido o un soft-flask, si mejor llevar el agua embotellada dentro de la mochila o incorporada en las bolsas de hidratación… todo tiene sus aspectos positivos y sus aspectos no tan positivos, es cuestión de probar, experimentar y sacar todo tipo de conclusiones.
Bolsas o depósitos flexibles de hidratación
Son los típicos depósitos situados dentro del bolsillo de una mochila del que un tubo flexible sale hasta acomodarlo por fuera, para ser más cómodo y accesible la cercanía con nuestra boca.
En mi artículo sobre “mochilas”, hago mención a este tipo de sistema incorporado para no tener que detenernos, sacar la botella y beber. Puede tener un punto negativo, ya que al ir bebiendo no sabemos cuanta cantidad de agua nos queda; un poco más difícil de graduar sí, aunque aquí lanzo un punto a su favor: desde tu experiencia, sabes más o menos cuanto te puede quedar, así que unos mililitros arriba o abajo tendremos nuestra referencia.
¿Al volver a rellenar la bolsa de agua y colocarla en el bolsillo de la mochila, nos puede enfriar la espalda al toque? Bueno, si y no… bajo qué condiciones. Para eso las mochilas vienen ya preparadas, para que no tengamos esa sensación o incluso las propias bolsas de hidratación pueden traer una especie de “funda” para meter esa bolsa de agua.
En mochilas de trail running se comenzó con este tipo de almacenamiento de agua además de compartimentos frontales para llevar bidones igualmente. Hoy en día, este tipo de mochilas para este deporte en concreto, en su gran mayoría, carece del espacio en la espalda para la bolsa de hidratación, dejándolo únicamente reservado para material (ropa por ejemplo) que te obligan a llevar, y dejando así el sistema de hidratación en la parte frontal con los soft-flask, bidones rígidos o botellas. (veáse las diferentes mochilas de trail running para las diferentes distancias, cortas, medias o largas).
Bidones: rígidos y blandos
Creo que es la solución más empleada en la actualidad, ya sean bidones rígidos o tipo soft-flask, para mochilas, riñoneras, chalecos, etc, aportando una hidratación cómoda y rápida durante la marcha.
Incluso podemos ver “bidones en mano”, que consiste en llevar el bidón con una especie de enganche para llevarlo en la mano. O también una especie de manopla en cuya palma se introduce la botella, así llevamos el bidón en la mano, bebemos con un gesto natural en el balanceo de los brazos durante la carrera y no tenemos que preocuparnos de sujetarlo.
Otros bidones que se están utilizando son los bidones que traen incorporados un tubo corto (como una pajita) facilitando aún más la hidratación, empleando el menor tiempo posible a la hora de beber, ya que con un solo gesto con el giro de nuestra cabeza, accedemos fácilmente con nuestra boca al tubo extensible y beber sin parar.
Igualmente los bidones rígidos siguen utilizándose, incluso botellas, que ya “rizando el rizo”, si podemos quitar unos gramos de más con respecto a esos bidones, todo vale…aunque los flexibles son los más utilizados.
Ventajas e inconvenientes
Vasos de hidratación
El principal problema de las organizaciones en una competición, aunque se avise al participante, es la poca “educación deportiva” o la poca “educación con el entorno natural” que tienen ciertos deportistas.
A veces nos olvidamos que nuestras basuras, tipo botellas de plástico, en una competición si las tiramos donde nos venga bien, podemos estar cometiendo un gran desequilibrio al entorno natural.
Desde hace tiempo, en prácticamente todas las competiciones, si nos obligan a llevar material en nuestra mochila, uno de los puntos a tener en cuenta es la obligatoriedad de llevar con nosotros un vaso… sino cuando llegues a un punto de avituallamiento, no tendrás a nadie que proporcione agua en ningún vaso o recipiente.
Las diferentes marcas deportivas comenzaron a fabricar unos vasos ultra ligeros, que se puedan comprimir ocupando nada de espacio, con un aro que permite engancharlos en la mochila y tenerlos a mano y que también faciliten el agarre durante el llenado.
Son muy eficientes, ya que sin gastar el agua que llevemos, podemos parar en fuentes, ríos, chorros, cursos de agua, etc. y poder beber así.
Conclusiones finales
Al igual que en actividades outdoor donde llevemos mochilas y que podamos llevar diferentes sistemas de hidratación, existen otros sistemas de hidratación, como por ejemplo, los incorporados en los cuadros de las bicicletas de triatlón.
Mientras haya avances tecnológicos en el material deportivo, creo que debemos apoyarnos en ellos, ya que aseguran comodidad, ligereza y calidad y, en consecuencia, mejorará nuestro rendimiento deportivo en cualquier actividad o competición que estemos realizando.