mochilas

A veces resulta complicado elegir el tipo de mochila que queremos comprar ya que hay tanta variedad en el mercado según tamaños, formas, para el tipo de actividad que vamos a realizar, etc. que a veces compramos la que no debemos con la sensación de haber tirado el dinero en nuestra compra.

En mi opinión, uno de los factores más importantes a tener en cuenta a la hora de comprar una mochila, será qué tipo de actividad vamos a realizar y el uso que le vamos a dar, ya que una mochila, a nada que hagamos alguna actividad algo técnica o un simple senderismo de muchas horas, tendremos que cuidar muchos detalles como la comodidad, portar el material, enganches, época del año, climatología, litros de capacidad, etc.

Las mochilas se miden por el volumen de capacidad, es decir, las medidas están en litros y no en kilos; normalmente el peso que deberíamos transportar no debería superar nunca el 25% de su propio peso, siendo lo ideal cargar entre un 15%-20%.

Por ejemplo, una persona que pese alrededor de los 60 kg, no debería transportar cargas mayores de 15 kg.

La mochila debe de ser “una parte de tu cuerpo”, que no tengas la sensación de que sea un auténtico lastre para el disfrute de tu actividad, aunque suene anecdótico; una parte de tu cuerpo, donde tu te sientas cómodo, y que las diferentes partes de la mochila se adaptan y se ajustan a tu fisionomía, entre otros muchos más factores que veremos a continuación.

Si vamos a realizar una actividad en la naturaleza,  habrá que tener en cuenta diferentes factores; planear con antelación la ruta que vamos a hacer, el tiempo estimado que nos va a llevar, la climatología, el material que vamos a necesitar, etc. al igual que la mochila.

Pero cuidado, ni debemos pasarnos ni tampoco quedarnos cortos, en el sentido que, a veces, por aligerar peso, no metemos ciertas cosas que luego echaremos en falta, o que el “por si acaso lo llevo”, al final pesa y no lo utilizamos, cargando al final con kilos de más innecesariamente (cada gramo cuenta).

 

Desde mi experiencia, “el por si acaso” no entra en la mochila o al menos no debería de entrar: ¿qué vas a necesitar? esto, esto y esto…adelante con la actividad, para ello, nuestra experiencia jugará un factor fundamental a la hora de armar nuestra mochila, que en ciertas situaciones será nuestro seguro de vida.

Más adelante explicaré como preparar una mochila con diferente material…a veces echamos la culpa a la mochila de que nos hace daño, o que se nos mueve mucho durante la actividad, o que las correas o el cinturón lumbar nos hace rozadura…quizá, ¿no seremos nosotros que no sabemos armar una mochila y hacerla lo más estable y compacta posible? Lo veremos más adelante.

PARTES DE UNA MOCHILA

 

El cinturón lumbar: al menos entre el 75% y el 85% de la carga de la mochila recae en el cinturón lumbar, y no sobre los hombros como pensamos.

Es una de las partes más importantes de la mochila, no solo por la comodidad, sino por seguridad y estabilidad; es por eso, elegir correctamente el tallaje de la mochila, ya que de ella depende la altura de la espalda a la que va a presionar el cinturón.

Puede ser más o menos ancho; por ejemplo en mochilas de trail running prescinden de el, porque están preparadas para llevar únicamente 2 o 3 kg de peso y no es necesario. En cambio en mochilas de trekking, senderismo, alpinismo, etc. pueden variar y tener un refuerzo acolchado, o incluso minimizar el cinturón (alpinismo y escalada) ya que están pensadas para usarse con un arnés para tener mucho mayor rango de movimiento.

Tirantes: tienen que ser anatómicos para adaptarse a nuestro cuerpo. Con todos los avances tecnológicos aplicados al material deportivo, se ha conseguido que estos tirantes tenga la mayor de las comodidades con el menor volumen posible, además de incrementar la transpirabilidad en la zona de los hombros presentando así alguna malla que facilita la evaporación del sudor.

Mochilas de gran capacidad, normalmente, nos encontraremos con tirantes más voluminosos y acolchados.

 

Respaldo y bastidor: es la parte que está en contacto con la espalda. Suele tener algunos puntos acolchados situados estratégicamente para dar un máximo apoyo y comodidad, entre otros aspectos, por si hay algo dentro de nuestra mochila que se nos clava en la espalda.

Tienen además un sistema de evacuación del sudor, tipo malla, o por el contrario, hay mochilas que presentan una separación entre la espalda y la mochila, evitando el contacto y permitiendo la completa circulación del aire, por lo tanto son muy transpirables.

Algunos incorporan un bastidor para dotarle de “cierta rigidez” a la vez de ayudar a estabilizar la carga.

Cintas de compresión: son unas cintas que ayudan a comprimir la carga de la mochila para que quede lo más cerca de la columna vertebral, consiguiendo así un centro de gravedad más equilibrado, además de la carga que llevemos dentro de la mochila no se mueva (lo menos posible) ante cualquier situación que nos pueda desestabilizar en algún paso complicado, etc.

Nuestra mochila presentará además las correas principales, las cintas laterales, las correas propias de la riñonera, y los estabilizadores del pectoral (para las mujeres, la cinta pectoral tiene que quedar algo más alta para no dañar la zona); todas ellas nos ayudarán para ajustar la mochila a nuestras características fisiológicas, descargar el peso de diferentes zonas, aliviar pequeñas molestias y reajustar nuestra mochila en relación a la orografía del terreno.

Hombreras: nos fijaremos en su anchura, que sean regulables y que estén acolchadas para no dañar nuestros hombros. Son las encargadas de estabilizar la carga, repartir el peso ya que si las llevamos muy tensas, todo ese peso recaerá en nuestros hombros.

Buscaremos unas hombreras anchas para tener menor presión sobre los hombros y el pecho; las más aconsejables son las que tienen forma de “s”.

Para las mujeres, importante el diseño de las hombreras ya que no deben de causar molestias en el pecho.

Bolsillos: nos encontraremos con varios tipos de bolsillos, desde los laterales que son fácilmente accesibles, los propios del cinturón que normalmente están cerrados con cremallera y los bolsillos superiores.

 

Soporte para los bastones: suelen estar situados en la parte lateral de la mochila, debajo de la mochila sería otra opción o incluso en otros tipos de mochila, más tipo running, en la parte frontal (pecho).

Funda impermeable – cubremochila: suele ir guardada en un pequeño bolsillo en la parte inferior de la mochila, de no tenerlo, podemos comprar una funda aparte dependiendo de la capacidad de nuestra mochila o incluso, la otra opción de asegurar que el contenido de nuestra mochila permanezca siempre seco y limpio, sería introducir en una bolsa estanca o impermeable todo nuestro material…la mochila se puede mojar por el exterior todo lo que quiera, nuestro equipo permanecerá seco y en perfecto estado de uso.

Sistema de hidratación: personalmente, uno de los mejores elementos que debe de tener una mochila. Sobre todo por la comodidad que presenta, es decir, cuantas veces en nuestra mochila llevamos una botella de agua de 1.5 litros…llevamos agua para toda la actividad, sí…pero cada vez que queramos beber, debemos parar, quitarnos la mochila, beber, etc.

De esta manera te garantizas no tener que quitarte la mochila en ningún momento y beber siempre que quieras.

Importante es hidratarse de continuo en cualquier actividad, y muchas veces por la pereza de “y ahora quitarme la mochila para sacar el agua”…caemos con el paso de las horas de actividad en una deshidratación que nos puede acarrear problemas y no disfrutar al final de lo que estamos haciendo.

En un bolsillo del interior de la mochila, se coloca una bolsa con una capacidad de 1.5 – 2 litros de agua; en la parte superior tendremos una pequeña apertura por donde sacaremos el tubo (lo suele indicar con el símbolo H2O).

La carga queda perfectamente repartida, ya que el agua quedará lo más cercana a la espalda, bien centrada y al ser plana, la bolsa de agua dejará el espacio necesario para el resto de material.

Complementos de la mochila

 

Dependiendo de la actividad que vayamos a realizar, nuestra mochila tendrá más o menos complementos, desde las más básicas como puedan ser las de senderismo y las más técnicas con numerosos accesorios.

Nos podemos encontrar con porta piolets, porta bastones, porta esquís, porta cuerda, porta casco, porta sonda y pala, porta crampones, porta GPS, etc.

Talla de la mochila

 

No todas las mochilas encajan igual en todos los cuerpos, por eso la talla hace referencia a la anatomía del respaldo. El tallaje se refiere, normalmente, a la longitud de la espalda, afectando a la anchura y sobre todo al cinturón lumbar.

Todas las mochilas “se ajustarán bien”, pero tenemos que estar seguros que el cinturón lumbar nos envuelve adecuadamente cumpliendo su función.

Para medir la espalda y elegir correctamente nuestra talla, podemos tomar como puntos de referencia la distancia entre la cervical C7 (el hueso más prominente de la parte trasera del cuello), y la cintura, a la altura de la cresta ilíaca.

Esta medida debe de coincidir con la longitud de la espaldera de la mochila, de tal modo que el cinturón lumbar queda justo a la altura de la cresta ilíaca, y no sobre las vértebras lumbares protegiéndolas.

Dentro de este apartado sobre cómo elegir la talla de nuestra mochila, hago referencia a que igualmente en el mercado podemos encontrar mochilas unisex, o mochilas para hombre y mujer con una serie de diferencias como pueden ser en el cinturón lumbar (en la mujer algo más ancho), los tirantes se desplazan de forma más oblicua, para evitar así molestias en el pecho, y por lo general, la anatomía de la mujer y en concreto las caderas que suelen estar un poco más altas, las mochilas suelen ser algo más cortas.

Tipos de mochila según su capacidad

 

En función de la actividad que vayamos a realizar, algunas mochilas pueden ser polivalentes, otras en cambio no…por eso elegir nuestra mochila en relación no solo a la actividad, sino también al volumen, peso del material transportado, etc. así podemos encontrar mochilas de escalada, alpinismo, trekking, vías ferratas, trail running, hasta una simple actividad de senderismo.

 

Mochilas ultraligeras: normalmente son mochilas pensadas para trail running, ya que su capacidad de carga es muy pequeña, no tienen cinturón lumbar, pueden tener porta bastones, los tirantes son ligeros, y en general la mochila en sí, es completamente transpirable, con muy buenos ajustes ya que al correr, en este caso, debe de ir muy bien ajustada, tipo “mochila-chaleco” y tener la sensación de que forma parte de nuestro cuerpo a cada movimiento.

Su principal cometido será hidratarnos, a parte de su ligereza, por lo que llevan muy buenos sistemas de hidratación.

Suelen tener un volumen de entre 3 y 20 litros aproximadamente, dependerá la distancia a recorrer y el material que nos obliguen a llevar; en algunos casos, pueden tener una parte frontal añadida a la mochila, de unos 4 litros de capacidad, con lo que convertimos la mochila en un total de 24 litros repartidos entre nuestra espalda y la parte frontal. Suelen ser mochilas para competiciones de larga distancia, de varios días y en autosuficiencia.

Podemos ver en algún tipo de competición, dependiendo de la distancia y del material obligatorio, que como digo nos indiquen llevar, hay personas que utilizan los famosos cinturones con o sin porta bidón, donde igualmente pueden llevar un material más escaso e ir mucho más livianos de peso al no tener que llevar la mochila, a gustos de cada uno, claro está.

Mochilas de senderismo y trekking: son mochilas muy polivalentes, tienen una capacidad de entre 20 y 35 litros, adaptadas para baja y media montaña, salidas de un día y en estaciones del año donde no hay que portar demasiada ropa de abrigo.

Poseen cinturón lumbar (ligero), los tirantes son más resistentes y algo más anchos, tienen porta bastones y en algunos casos, algún accesorio más para poder llevar material en un momento dado, como por ejemplo un piolet.

Mochilas alpinas: diseñadas como su nombre bien indica para el alpinismo, algo más estrechas para tener una mayor libertad de movimientos y tener diferentes enganches y cintas para llevar el material más técnico, tipo piolet, cuerdas, crampones, casco, esquíes, etc.

Con una capacidad que rondan desde los 40 a 60 litros, su cinturón y tirantes son más anchos, resistentes a la vez, para llevar más peso, se convierten en mochilas ideales para cualquier tipo de travesía y de varios días.

En mochilas para un alpinismo más técnico y escalada, se sacrifica algo de comodidad por algo de tecnicidad, ya que debemos de tener gran libertad de movimientos. Así podemos encontrar que los cinturones se minimizan (la zona lumbar permite el arnés), los tirantes son más pequeños para permitir más movimiento de brazos, etc.

Mochilas de expedición: pensadas para llevar gran cantidad de material y ropa, son las mochilas de carga. Pueden llegar hasta los 100 litros de capacidad, por lo que sus cinturones lumbares, tirantes, bastidores, respaldos, etc. están sobre dimensionados, permitiendo así llevar una carga excesiva con relativa comodidad y minimizar la sensación de peso.

Mochilas AIRBAG

 

Antes de empezar a hablar sobre este tipo de mochilas que están “tan de moda”, mi mayor consejo es el siguiente; este tipo de material que cuesta entre 500 y 1.000 euros aproximadamente, ¿nos merece la pena hacer frente a este gasto? Quizás si, quizás…no.

Creo que si, cuando tenemos una experiencia muy consolidada en el mundo alpino – alta montaña, saber leer el terreno (avalanchas, zonas de glaciar con posibles rimayas, barrancos, mil etc) y sobre todo en la actividad o el terreno donde vayamos a realizarla y tengamos la obligación de tener este tipo de mochila y saber su funcionamiento.

Creo que no, cuando lo primero antes de cualquier actividad es, invertir ese dinero en formarse, aprender a leer la montaña, las actividades en general outdoor, y poder así realizar cualquier actividad con seguridad.

En ningún momento, este tipo de mochilas van a sustituir la pala, la sonda y el Arva y mucho menos, sentirnos que somos “intocables” o “superhéroes” y que no nos va a pasar nada. Estamos expuestos a cualquier situación en el medio natural, un medio que incluso con toda nuestra experiencia debemos prestar un riguroso cuidado, saber decir “mejor volver que seguir adelante”, antes de que ocurra un accidente o tragedia, donde la cabeza es lo más importante, sin ella no vamos a ningún lado.

 

La finalidad de este tipo de mochilas no es otra que protegernos ante aludes; los airbags al hincharse, aumentan el volumen de persona y mochila, por lo que las posibilidades de terminar en la superficie del alud aumentan, evitando así quedar bajo de ella y asfixiarnos.

 

Podemos encontrar en el mercado diferentes sistemas, el ABS, el más extendido en Europa por lo menos; hemos visto diferentes modelos y diferentes sistemas, desde la mochila, salen por los laterales dos sacos a modo de alas, o incluso un solo saco que protege además cabeza y pecho de posibles traumatismos…en otros modelos, tendremos la posibilidad de no llevar el sistema en nuestra mochila y quitarlo, ahorrándonos unos kg en la espalda, o incluso en otros casos, un inflado a modo de chaleco salvavidas (nuevos sistemas que están incorporándose en las mochilas)…y como el mercado y las tecnologías no dejan de avanzar a pasos de gigantes, vemos otra opción, con un sistema de inflado a modo de turbina eléctrica que funcionará con baterías asegurando al menos cuatro accionamientos en una sola carga, sustituyendo las botellas de aire comprimido y de gases.

Mochilas estancas > 100% impermeables

 

Diseñadas para satisfacer las necesidades de cualquier persona en condiciones climáticas difíciles…que en nuestra mochila entre un poco de agua, puede ser un serio problema. Imagínate que tenemos que cambiarnos de ropa, unos calcetines secos, una camiseta térmica o incluso el saco de dormir… y esta calado de agua, problemón: no descansaremos bien, iremos con un malestar contínuo ya que la ropa esta mojada, etc poniendo en riesgo terminar la actividad o incluso que no la disfrutemos pasándolo realmente mal.

Podemos estanqueizar nuestra mochila, con las típicas bolsas estancas para meter todo nuestro equipo en el interior. La mochila ahora sí que puede ir calada hasta los huesos y nuestro equipo permanecerá seco, o bien tener una mochila totalmente estanqueizada, 100% impermeable.

 

Son perfectas para actividades acuáticas; son mochilas caras, si…pero es un seguro de vida para nuestras actividades con una construcción única sin costuras (termoselladas), material muy resistente ante agentes externos (protegen de la arena, suciedad y polvo del entorno, etc.), perfectas para viajar en moto o bici, desde un camping hasta diferentes actividades en el mar y ríos…un todo terreno para cualquier actividad al aire libre.

¿Cómo se prepara una mochila?

 

El primer efecto visual de que una mochila es compacta y está correctamente organizada, es cuando al terminar de prepararla queda de pie sin caerse, a partir de aquí vemos cómo organizar su interior.

  • Lo más importante es repartir la carga para que la mochila no se desequilibre, con cuidado de no poner ningún objeto rígido en contacto con la espalda ya que puede ser molesto.
  • Podemos almacenar nuestro equipo en bolsas transparentes, para que veamos en todo momento lo que tiene en su interior y que sea de fácil acceso.
  • Intentar que nuestra mochila “pese poco”, es decir, calidad en el material es igual a que sea algo más caro, pero merecerá la pena cuando portemos todo nuestro equipo y tengamos la sensación de ir con todo lo necesario, con el menor peso posible.
  • Evitar el exceso de peso en la parte superior de la mochila.
  • La parte inferior podemos colocar el material que vayamos a utilizar poco, como pueda ser el saco de dormir, ropa de muda, etc.
  • Pegado a la espalda, en la parte mas central de la mochila, los objetos más rígidos y pesados para dar mayor estabilidad a la mochila.
  • Por ejemplo, a los lados, podemos colocar ropa que no vayamos a utilizar en el día y así ocupar los pequeños espacios libres.
  • Lo último que tenemos que meter será lo que vayamos a utilizar durante el día, de fácil extracción y acceso como impermeable, guantes, botiquín, alimentación, gorro, etc.
  • Aprovechar la seta superior, bolsillos laterales y demás bolsillos repartidos por la mochila para llevar objetos y material necesario, accesibles y de rápida extracción como puedan ser unas gafas, una navaja, comida auxiliar, baterías, GPS, medicinas, etc.

El camelback para el agua, personalmente, es algo indispensable cuando busco una mochila; no llevar el camelback supone llevar el agua en el interior de la mochila en una botella por ejemplo… bebemos menos por la “pereza” de parar, quitarnos la mochila, abrirla, sacar el agua, otra vez meterla, otra vez parar para beber…de esta manera te aseguras continuar la actividad sin necesidad de quitarte la mochila y seguir bebiendo agua siempre que lo necesites.

  • Busca una mochila que tenga diferentes enganches, correas, cintas, etc donde puedas atar, asegurar, como quieras llamarlo, una esterilla, una tienda de campaña, un casco, mil etc. porque el día que nos encontremos en una situación real, nos van a faltar hasta manos para llevar nuestro equipo…por eso, merece la pena invertir nuestro dinero en un buen material.
  • Y si aún así tu mochila es un auténtico desastre…ánimo.

 

Conclusiones finales

 

Invertir en el material deportivo es sinónimo de calidad, confort y seguridad.  No todas las mochilas valen para cualquier actividad, diferentes modelos, tamaños, accesorios, etc… serán muy útiles para sacar el mayor rendimiento posible a la actividad que vayamos a realizar, desde una ruta sencilla de senderismo hasta una travesía alpina en alta montaña.

Cuantas más veces salgamos a hacer alguna actividad outdoor con nuestra mochila, iremos ordenando y preparando todo el equipo en su interior mucho mejor, para que tengamos la sensación de que no es un lastre lo que cargamos a nuestras espaldas.

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