biomecánica: carrera

Cada modalidad deportiva requiere del estudio por parte de los especialistas biomecánicos, para evitar lesiones que puedan incapacitar al deportista y/o aumentar la capacidad de rendimiento del deportista porque, no nos olvidemos, el ser humano está siempre en contínuo movimiento: actividades que consisten en ir de un lado para otro para estar en contacto con las cosas o para llegar a nuestro punto de destino.

Quizás pensemos que los estudios de biomecánica deportivos van dirigidos únicamente a deportistas profesionales, o que simplemente es una pérdida de tiempo y dinero emplear nuestro tiempo en “reprogramarnos” anatómicamente para una práctica deportiva que hacemos de manera lúdica y no competitiva.

Seas o no profesional, la realidad es que te mueves. Nuestra historia evolutiva nos dice que estamos creados para andar, correr, saltar, cazar para comer y sobrevivir, etc. e incluso en nuestra vida diaria y cotidiana realizamos movimientos o gestos que pueden llegar a ser incluso motivo de estudio.

Las cuatro cualidades físicas básicas que el ser humano posee son la fuerza, la resistencia, la velocidad y la flexibilidad; sin la fuerza que, como he dicho en numerosas ocasiones, es la base de cualquier disciplina deportiva, no pueden existir ninguna de las otras tres. Es por ello que la fuerza se hace indispensable para practicar la carrera.

Si llevamos una vida sedentaria, es más que probable que tengamos un déficit de fuerza. Muchos especialistas en actividad física deportiva creen que para iniciar un programa de entrenamiento para la pérdida de peso en una persona sedentaria, es iniciarle desde el comienzo con ejercicios aeróbicos…en mi opinión se equivocan.

Tendríamos que comenzar con un programa de fuerza y tonificación muscular para devolver a nuestro cuerpo la fuerza y el tono perdido, y poco a poco ir introduciendo la parte aeróbica en los entrenamientos.

Correr tiene un componente técnico muy importante si no queremos lesionarnos: cadencia, longitud de zancada, tiempo de contacto del pie con el suelo, etc. Son éstos y otros factores los que pueden determinar nuestro rendimiento y provocar o evitar lesiones.

Hay personas que nunca han corrido y se inician en esto del running. Vienen de otros deportes como puede ser el ciclismo, natación, etc. y es “fácil” trabajar con ellos ya que su condición física es mucho mayor, con lo que su adaptación puede ser más rápida. Pero los movimientos y los requerimientos de fuerza son diferentes en muchos deportes con lo que es muy probable que exista algún déficit.

El hecho de correr desde hace mucho tiempo no significa que lo hagamos correctamente, ya que realizar muchos kilómetros semanales, no conseguimos más que agravar la lesión o esas condenadas molestias que nunca desaparecen. Además de coger los famosos “vicios” que no son para nada beneficiosos, provocados por déficits biomecánicos o musculares.

Mejorar nuestro rendimiento hará de la biomecánica una herramienta fundamental en nuestra vida deportiva, ya que directamente influirá en nuestra economía de carrera, es decir, mejorando nuestra fuerza y nuestra técnica, mejoraremos en nuestra eficiencia de carrera, o lo que es lo mismo, podemos ir a la misma velocidad con mucho menos esfuerzo y en consecuencia la mejora de nuestras marcas personales.

Incluso los deportistas profesionales tienen “déficits posturales” a la hora de correr, pero si partimos desde este punto, donde el primer aspecto biomecánico a tener en cuenta es el propio corredor, a partir de ahí, podemos seguir trabajando, es decir, incluso “corriendo no tan bien” hay deportistas que están en el top 10 a nivel mundial…cambiar su parámetros biomecánicos podría incluso hasta ser perjudicial para su salud deportiva y al final en el rendimiento.

 

VENTAJAS DEL ESTUDIO BIOMECÁNICO

 

Prevenir lesiones:  los principales causantes de las lesiones son tres: la excesiva carga de entrenamiento tanto en volumen como en intensidad, la mala técnica de carrera, y los factores genéticos.

Mejorar el rendimiento: al igual que el apartado anterior, me detengo en estos tres aspectos; el nivel de VO2max, el umbral de lactato y la eficiencia de la carrera. El análisis biomecánico no solo consiste en corregir los defectos técnicos sino también detectar errores en el sistema neuromuscular que puedan estar afectando a la carrera.

Retraso de la fatiga muscular: este aspecto es una prolongación del apartado anterior, ya que si conseguimos correr de una manera más eficiente, gastaremos menos energía para cubrir la misma distancia a la misma velocidad y conseguiremos cansarnos menos y posponer la fatiga.

Eliminar dolores crónicos: muchos dolores crónicos son provocados por una deficiente técnica o déficits en los patrones de movimiento necesarios para la carrera.

Elección de zapatillas: en algunos casos las zapatillas modifican la forma de correr y provoca que corramos de forma inadecuada. Basándonos en el estudio, los especialistas en biomecánica nos podrán aconsejar cuál sería el tipo de zapatilla mas conveniente para nuestras características, basándonos en el peso, drop, amortiguación, etc.

Correr descalzos: indicado para aquellos corredores que deseen realizar una transición al minimalismo. Correr descalzo no significa correr bien…debemos de realizarlo muy progresivamente, no lanzarnos a correr largas distancias o entrenamientos sin una previa adaptación.

 

¿EN QUÉ CONSISTE UN ESTUDIO BIOMECÁNICO DE CARRERA?

 

La clave está en la valoración neuromuscular que se realiza con los datos que nos proporciona el corredor en el estudio, que al final, lo que proyectamos, es cómo nos movemos y de qué forma.

Detectar los errores que originan la disfunción y reprogramarlos para devolver la funcionalidad del aparato locomotor, y sobre todo recuperar una lesión o molestia que nos trae de cabeza siempre que salimos a correr, la programación de las cargas óptimas de trabajo y los ejercicios de técnica de carrera para mejorar los aspectos técnicos, serán los aspectos fundamentales a tratar dentro del análisis biomecánico.

 

IMPLICACIÓN DE NUESTRO CUERPO EN LA CARRERA

 

Fase de apoyo: va desde que uno de nuestros pies toca el suelo hasta que el centro de gravedad del cuerpo se encuentra con la vertical del apoyo del pie.

Fase de impulso: se extiende hasta que el pie deja de tocar el suelo.

Fase de vuelo: el breve momento en el que ninguno de los dos pies está en contacto con el suelo.

Musculatura del tren inferior: en cada fase se activan distintos músculos para cumplir diferentes funciones. Cuando el pie contacta con el suelo al inicio de la fase de apoyo, se contraen los cuádriceps, tibial, flexores y extensores de la planta y de los dedos del pie.

Éstos músculos reciben el impacto manteniendo estables las articulaciones de la rodilla y el tobillo para que no se flexionen demasiado.

El recto continua contrayéndose y ayuda a acelerar la cadera hacia delante.

Durante la fase de impulso se contraen los glúteos, los gemelos, el sóleo para empujar la cadera hacia delante. Además los gemelos, el sóleo y el plantar empujan en conjunto el talón hacia arriba extendiendo el pie, flexiona la rodilla y junto con los flexores de los dedos dan velocidad al desplazamiento.

En la fase de vuelo, el bíceps femoral se contrae acercando la pierna al muslo. En esta fase se pierde velocidad ya que el cuerpo al no estar en contacto con el suelo no puede ejercer ninguna fuerza que lo impulse.

Musculatura del tren superior: los brazos acompañan el movimiento de las piernas para no perder el equilibrio. Cuando la pierna derecha va hacia delante, el brazo izquierdo también va hacia delante.

Cuanto más amplio es el movimiento de las piernas, más amplio es el movimiento de los brazos. A su vez cada brazo contrarresta el movimiento de la pierna del mismo lado favoreciendo la eficacia mecánica del desplazamiento.

Los músculos del torso, como los pectorales, están relajados, y sentimos que se mueven cada vez que se produce un impacto.

Centro de gravedad del cuerpo: oscila de forma vertical trazando una parábola, que es a su vez proporcional a la velocidad de la carrera, y para que sea eficiente en términos de energía y velocidad no debe superar los 4 cm.

Si trazamos una línea vertical sobre nuestro centro, vemos que nuestro cuerpo oscila hacia nuestros lados, que es provocado por el movimiento de las piernas y el impacto contra el suelo. En consecuencia, varía la inclinación de la cadera en relación al apoyo de los pies.

Los movimientos de la cadera minimizan la transición de las fuerzas hacia la parte superior del tronco; mientras que la cadera sube y baja alternativamente, los hombros permanecen estables si trazamos sobre ella una línea horizontal.

 

CONCLUSIONES FINALES

 

Los métodos utilizados por la biomecánica para abordar las diversas formas de movimiento son cinemática, dinámica, antropometría y electromiografía.

Utilizando éstos métodos, es posible describir y modelar matemáticamente el movimiento, permitiendo la mayor comprensión de los mecanismos internos reguladores y ejecutores del movimiento del cuerpo humano.

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