Después de un parón competitivo, ya que estuve tres años trabajando como preparador físico del primer equipo femenino del Club Atlético de Madrid, fue volver a coger las riendas de la competición a lo grande.
Tenía en mente varios objetivos; volver a repetir un IRONMAN, TITAN DESERT, alguna prueba de TRAIL RUNNING que por aquella época empezaban a sonar en el calendario deportivo… me decanté por el TRIATLÓN ALPE D´HUEZ larga distancia.
El ¿por qué?, viendo siempre en televisión el Tour de Francia, esas etapas míticas subiendo puertos de montaña y sobre todo el mítico Alpe D´huez, de repente buscando y buscando en el calendario deportivo internacional salta esta prueba…¿Alpe D´huez? y encima…. ¿un triatlón?, ¿allí? …de cabeza.
Sin darme cuenta y ya estaba inscrito; apartamento reservado, viaje organizado en coche, tremendamente ilusionado. Tan solo faltaba empezar a entrenar y todo llegaría a su debido tiempo.
El proceso que tiene preparar una gran competición es muy bonito: vives por y para el objetivo marcado, entrenas con ganas, cada vez vas encontrándote mejor, con más ganas entrenas, más ilusión, el tiempo pasa y se va a cercando la fecha… es una sensación increíble; luchar, esforzarse y sacrificarse por un sueño.
Nunca tendrás una recompensa mejor que la satisfacción personal de cruzar la línea de meta y haberlo conseguido. Para mí, motivación suficiente, prepararlo y entrenarlo como si fuera a por la victoria… mi victoria.
Un viaje increíble y más cuando estás ya prácticamente dentro de los Alpes, paisajes y lugares increíbles, difíciles de olvidar.
Estando allí, lo típico; llegas unos días antes, recoges el dorsal, te relajas, entrenas un poco, sueltas piernas, preparas la bici, bolsa, neopreno… recuerdo encontrar una piscina a casi 2.000 metros de altitud y decidí nadar un poco. Después de tantas horas de viaje en coche necesitaba estirar el cuerpo y activarlo, entrar ya un poco en la dinámica de la prueba.
El segmento de natación fueron 2.200 metros e iban a transcurrir en un lago llamado Lac du Verney a 700 metros de altitud. El agua, bastante fría, procedente la mayor parte del deshielo de los glaciares. Recuerdo que cuando nos dieron acceso a la entrada del agua para calentar, prácticamente todo el mundo cruzó el lago y se sentó en las piedras al sol y esperar a que dieran el pistoletazo de salida.
¿Calentar? se hacía complicado la verdad; traía muy buenas sensaciones del Ironman de Lanzarote en lo que se refiere a natación, pero creo que aquí pasó factura el agua tan fría que nos encontramos y sobre todo las corrientes que, por así decirlo, emanaban desde el interior del lago hacia arriba de agua helada… no logré sentirme cómodo en ningún momento y pasé de estar en cabeza a ir bajando posiciones hasta terminar en 42 minutos la distancia requerida, sin coger buenas sensaciones en las dos vueltas del recorrido.
No salí muy contento del segmento del agua ya que había perdido mucho tiempo, así que en la transición me animé bastante, cogí la bici y empezaba la carrera para mí.
Sales helado del agua, y encima te montas en la bici… hasta que te secas, la sensación térmica después del frio que arrastras es más intensa, pero logré superar ese pequeño bache.
El segmento de la bici fue durísimo; tocamos tres puertos de montaña de etapas del Tour de Francia, comencé a adelantar a unas 50 personas antes de llegar al primer puerto de montaña y me iba encontrando cada vez mejor.
Primer puerto Alpe du Grand Serre superado y con creces, buenas sensaciones… segundo puerto Col d´Ornon superado aunque, me salté el avituallamiento personal (clave para mí, para afrontar el último puerto, el temido Alpe D´huez y continuar con los 22 kilómetros de carrera).
¿Y porqué me lo salté?…. pensé que en el km donde estaba nuestro avituallamiento personal, los voluntarios saldrían a pie de carretera a darnos nuestra bolsa. Pensaba que era igual que en el Ironman de Lanzarote…. cuando pregunté a un chico que dónde estaba tal avituallamiento me dijo que lo habíamos dejado atrás hace 3 kilómetros.
Pensé que era un avituallamiento sin más, por eso decidí no parar tal y como había planeado según perfil y esperar ya al avituallamiento personal.
¿Que hacer? ¿volver para atrás y coger mi comida?… había recuperado muchas posiciones después de mi salida del agua, pero volver para atrás… decidí tirar de unos geles que llevaba y unas barritas pero subiendo Alpe D´huez, en las famosas 21 curvas… la curva 9, pasará a la historia por, lo menos para mí.
Es increíble cómo el cuerpo es capaz de quedarse sin energía por falta de alimento… pasó factura saltarme el avituallamiento personal. Así que desde la curva 9 con mi pajarón o como bien se dice “vino a visitarme el tío del mazo”… y qué leñazo me pegó!!!… logré coronar el puerto a un ritmo más tranquilo y dosificando ya pensando en la parte de carrera.
Ojalá me recuperara allí arriba, coger las zapatillas y empezar a correr y que el cuerpo con comida y energía se recuperara progresivamente.
Zapatillas, comida, bebida y listo para correr 22 kilómetros en plena estación de esquí con tramos que nos metían por caminos de montaña, realmente duro y se me atragantó la tercera y última vuelta.
Llegó un momento que mi cuerpo no aceptaba ni trozos de sandía, entras en un bucle en que tu cuerpo no acepta nada de alimento…pero claro no hay alimento, no hay energía.
Logré terminar la prueba lo más entero posible en casi 9 horas. Prueba de mi buen estado de forma y a pesar de esos dos pequeños contratiempos, al día siguiente de la prueba fui a nadar y trotar un rato para quitarme las malas sensaciones. Mi cuerpo cansado pero muy bien en su recuperación.
Nada más que seguir aprendiendo y aprendiendo y coger experiencia, saber qué hacer, qué no hacer… caerse una y mil veces para levantarse con más fuerza y ganas de seguir luchando.
Finisher TRIATLÓN ALPE D´HUEZ LD 2012