tercer clasificado general desert run 2023

Mi tercera participación en una competición en el Desierto del Sahara, que para mí, es y ha sido el lugar más exigente donde me he visto en una competición… la dureza del entorno, lo inhóspito que puede llegar a ser, y el clima tan extremo que tienes que soportar.

En 2014 en la Titán Desert (6 días – 750km – mountain bike) y en 2016 en Marathon des Sables (6 días – 250km en autosuficiencia – carrera), fueron dos experiencias en el Desierto inolvidables; pero esta Desert Run 2023 ( 3 días – 46km – carrera) sería especial y entrañable, ya que mi hija Sara de apenas 19 meses y la mejor mamá del mundo Rocío, estarían presentes en los días de competición, compartiendo juntos estos momentos, animándome durante las etapas y esperándome en la línea de llegada… sin duda el mejor premio que se puede tener.

El deporte y ser papá es totalmente compatible, pero hay que ser realista y saber que en esta primera etapa de nuestra hija tan pequeña, que te requiere 24h de tu atención y dedicación…al final pasa factura en tus entrenamientos, tu descanso y tu rendimiento, es así.

Mi cuerpo y mi mente quería, pero mis piernas no tenían la suficiente “gasolina” para ser todo lo competitivo que quería llegar a esta competición; aun así, peleando hasta el final, logramos subir al podio con un tercer puesto en la clasificación general.

La verdad que llegaba cansado y sabía que podía pasar…pero bueno, a veces en la vida te tienes que adaptar, asumir ciertas y determinadas situaciones, y con ello continuar adelante, no queda otra. Ya habrá tiempo de volver a ser competitivo de nuevo, es cuestión de tiempo y que todo se acomode de nuevo en su lugar.

No lo cambio por nada, una vez allí daba igual el resultado…mi mayor premio era tenerlas conmigo allí, y sobre todo que uno de mis sueños se haya hecho realidad; ver a mi hija animándome desde el 4×4 en mitad de la nada gritando ¡papi, papi, papi!, o que llegues a la línea de meta y te esté esperando, corra hacia ti para que la abraces…no lo cambio por nada, tan solo hay que vivirlo y sentirlo para que te des cuenta lo que realmente importa en la vida.
A diferencia de mis otras competiciones donde la “supervivencia” era la clave de tu día a día en cada etapa, aquí las comodidades y el confort era otro bien distinto; al finalizar cada etapa nos esperaban los hoteles Kasbah Xaluca en Arfoud y Kasbah Tombouctou en Merzouga, con todo tipo de detalles para que la estancia fuera lo más placentera posible no solo para los corredores sino también para los acompañantes y familiares.

Además de la competición por la mañana, tendríamos por la tarde diferentes visitas programadas por la zona, desde el paseo por las famosas dunas del Erg Chebbi en camello, poblados amurallados y su historia pasada, la artesanía local sobre los fósiles y piedras, hasta la famosa noche en las haimas a los pies de las dunas. (haimas 5 estrellas con todas sus comodidades… acostumbrado a 4 palos y una manta por encima de otras competiciones).

La competición en sí se dividía en tres etapas de 10, 15 y 21 km respectivamente, combinando terreno mixto pedregoso y tramos por las famosas dunas; en esta época del año, octubre, las temperaturas no son excesivamente altas, alrededor de los 25-30ºC por las mañanas… mis dos pasadas competiciones en el desierto fueron por las mismas fechas, finales de abril y principios de mayo con temperaturas de 45 a 50 grados durante la competición, por lo que se hacía realmente duro aguantar ese calor.

Así que con respecto al calor, “no había que preocuparse demasiado”.
Viendo un poco cuales fueron mis sensaciones ya desde el primer día, sabía que no podía “competir” al 100% de mis posibilidades, por lo que intenté llegar lo más entero posible para la última etapa y desde mi experiencia, conservar un pódium que se me había puesto un poco cuesta arriba.

Primer y segundo día salvados en segunda posición y ya el tercer día, nada más salir, sabía que la segunda plaza iba a ser muy complicada de mantener, por lo que tuve que conformarme con un 3er puesto de la general y lucharlo hasta el último momento.

Agradecer a la organización y todos sus miembros por cuidarnos tanto y que no faltara de nada en estos cinco días.
¿Volveremos al desierto?… ¿por qué no? Una nueva experiencia vivida en el desierto del Sahara y con quién mejor que con mi familia, Rocío y Sara.

Especialmente todo dedicado a ellas, gracias por venir: os quiero.
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