Tocaba el despertador a las 06:30h a.m. …seguía diluviando. Me visto porque a las 07:30h iba a desayunar y salir dirección refugio Vegarredonda, sin saber qué me iba a encontrar por el camino y cómo iba a estar después de más de 24h lloviendo y la posible nevada que estaba por caer.
Sin más, me vestí, un buen desayuno, ropa seca, preparar el equipo en la mochila y le comenté a una de las personas del refugio que no conocía estos macizos, y qué me podía encontrar hasta Vegarredonda…no fueron muy alentadoras sus palabras, pero estaba claro que otro día en el refugio viendo las horas pasar, no me iba a quedar; o tiraba para delante o volvía a Valdeón.
El lunes daban ya buen tiempo para toda la semana, así que armado de valor salí del refugio con una idea clara: había que pasar este día como fuera, llegar a Vegarredonda y afrontar ya la semana con buen tiempo para todo lo que me quedaba.
A las 08:30h comenzaba mi ruta; primero debía de retroceder sobre mis pasos del día anterior, subir por el Bosque de Valdelafuente dirección Vega Huerta y una vez allí seguir la ruta hacia Horcada de Pozas y atravesar todo aquel terreno de collados, vaguadas, lomas, canales, brechas, agujeros, barrancos, que me iba a encontrar…nada más salir del bosque, de una torrencial lluvia, pasamos a una nevada que en cuestión de diez minutos, no más, cubrió todo aquel lugar de un manto de nieve impracticable. Menos mal que el track me guiaba por la ruta a seguir y en tramos a duras penas podía enlazar con el “supuesto camino”.
Desconozco en condiciones normales de buena visibilidad, terreno seco, sin nieve, etc. en cuánto tiempo podía haber salido de esa “encerrona”; trepadas, destrepadas, pasos y rutas alternativas, placas de hielo, nieve por la rodilla…me llevó salir de ahí 2 horas y 40 minutos.
Ninguna señal o si la estaba ni la ví tapada por la nieve, ningún hito, marcas…nada. Al final te das cuenta que no es cuestión de echarle huevos o sí…no lo sé, creo que es más la experiencia y haber estado en estas situaciones en numerosas ocasiones, de la que doy gracias de haber podido salir de aquel infierno de lugar.
A eso de la 13:00h parece que deja de nevar y empiezan a verse algunos claros en el cielo; me quedé con las ganas de ver aquel lugar con completa visibilidad y poder ver así todo lo que me rodeaba…otra vez será.
El tiempo pasa, los kilómetros no tanto, todo es muy lento; debes de saber gestionar todos esos contratiempos y situaciones porque solo, sin señal, sin nada ni nadie a tu alrededor…mejor que no pase nada.
Al salir ya de todo aquel infierno, logras salir a la ruta, donde aparecen sendas de prado verde y lomas rocosas a los lados, señal que, por gps y los kilómetros que llevaba, me quedaban apenas unos tres o cuatro kilómetros hasta el destino. Sabía que la ruta eran de unos 16 km aproximadamente…cuando llegué al refugio de Vegarredonda mi reloj marcaba 3 km más de la ruta fruto de las variantes y vueltas que tuve que dar para salvar aquellos pasos imposibles de acceder.
Por fin a lo lejos, allí abajo, aparecía el refugio…llegué y había grupos de personas que habían decidido no salir por el temporal…normal.
Me preguntaron que de donde venía… ”de allí, ¿ves todo eso negro al fondo?…de allí”, contesté.
Caras de asombro y entre otras cosas porque lo había hecho solo. “Bueno, había que hacerlo” contesté, “así para mañana te aseguras buen tiempo para toda la semana”. Sin más, no podía hablar demasiado, necesitaba comer y sobre todo beber agua porque llegaba deshidratado de tantas horas allí metido.
No hay nada como comer bien, ponerte ropa seca, sentirte caliente nuevamente y cómodo a la vez dentro de las “incomodidades” que tienes…no tienes tu cama, ni te puedes duchar, ni muchas cosas pero al menos te sientes muy bien. Nuevamente tocaba secar toda la ropa para mañana, siempre hay cosas para hacer.
Estuve 8 horas exactamente desde el refugio de Vegabaño al refugio de Vegarredonda, con casi 19 km, 1.473+ y 1.318- acumulado.
Cenar lo que te pongan, cenar mucho y bien para recuperarse e intentar descansar lo máximo posible ya que la etapa del día siguiente iba a ser larga y de muchas horas nuevamente; había que recuperar un poco la distancia de la primera etapa fruto del mal tiempo, así que felíz porque entre otras cosas, a partir de mañana daba buen tiempo…el “trabajo sucio” por así decirlo ya lo había hecho en estos dos días con el temporal.